"El cómo te sientes, te sugiere cuán cerca estás de obtener lo que deseas"

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domingo, 5 de junio de 2011

Perdonarse a uno mismo: Un fabuloso nacimiento.

Extraído del Libro "Perdonar" de Robin Casarjian.

Perdonarse a uno mismo es probablemente el mayor desafío que podemos encontrar en la vida. 
En esencia, es el proceso de aprender a amarnos y aceptarnos a nosotros mismos, pase lo que pase.
En el capítulo 6, (dice su autor), definí el amor como ni más ni menos que la expresión sencilla, sincera y natural de nuestra integridad, la plena aceptación de nosotros mismos.
Es el estado del ser que surge de la disposición a aceptar sin críticas la totalidad de quienes somos, con nuestros aparentes defectos y nuestra gloria innata.
Amarse y perdonarse son esencialmente la misma cosa.
Suele haber una enorme resistencia a perdonarse a uno mismo, porque, como cualquier otro cambio importante, es una muerte. Muere el hábito de considerarnos pequeños e indignos, mueren la vergüenza, la culpa y la autocrítica. "Me avergüenzo de haber engordado tanto", "Siempre me sentiré culpable por no haberme despedido", "Dejaré de sentirme culpable si las cosas salen bien", "Me perdonaré cuando ella me perdone." ¿Cuántas veces nuestra disposición a amarnos y aceptarnos ha dependido de que las circunstancias sean distintas a como son?
¿Qué críticas de nosotros mismos tendríamos que dejar marchar para perdonarnos?
El objetivo del perdón es arrojar luz sobre los engaños, temores, juicios y críticas que nos han mantenido cautivos en el papel de nuestro propio carcelero. Es descubrir la opción de renunciar a ese despiadado trabajo para poder así nutrir toda la verdad de quienes somos. 
Perdonarse a uno mismo es un fabuloso nacimiento. Es inherente en los momentos en que tenemos la experiencia directa de la compasión, el amor y la gloria de nuestro Yo superior más allá de toda definición.